«La más importante se llama placer de leer, y cada vez que abro uno de sus libros siempre jóvenes regreso a ese placer desbordante de mi adolescencia, cuando La Ciudad y los perros era el libro que descubríamos llenos de asombro, porque hablaba de nosotros. Vargas Llosa fue un cómplice, un amigo escritor cuyas obras iban de mano en mano, de café en café, y al que mi generación debe las conversaciones literarias más animadas. Tenemos una gran deuda con él, y al placer de leer y volver a leer sus novelas, se agrega el de desearle un Feliz Cumpleaños y larga vida, porque aún nos debe muchísimas novelas.» Retirado daqui.